sábado, 16 de octubre de 2010

Carta abierta a josep anglada y a alicia sánchez-camacho

Dirijo esta carta al señor Josep Anglada y tengo que destacar desde el inicio que señor no es más que un distintivo de género porque dudo que el término le sea aplicable a tal conspirador.

Para quienes tengan la suerte de desconocer de quién se trata, es fundador y presidente del partido Plataforma per Catalunya y concejal desde el 2003 del ayuntamiento de Vic, Barcelona. También fue militante de la agrupación de extrema derecha Fuerza Nacional y candidato en el 89 por el partido, ultraderechista para variar, de Frente Nacional.

Este señor pretende hacernos creer que tiene tanta visión y poder de análisis que es capaz de predecir el futuro del Islam no sólo en su barrio, en Cataluña o en España, sino en el mundo entero. Defiende pues, que el Islam tiene que ser "erradicado hasta el cero" en estos lugares justificando dicha aberración con que los musulmanes son unos salafistas que pretenden dominar el mundo entero para someterlo a las leyes coránicas y a la tradición del profeta Mohammad.

Frente a esto, dice creer en Cristo y por tanto también tiene su fe depositada en la Providencia. Pero tiene una interpretación bastante partidista de su fe: parece que Cristo ha emprendido una guerra (no sabemos cuándo) contra el Islam y la Providencia dice que este “Cristo guerrero” puede perder una batalla pero no la guerra.

Por otro lado, tenemos a Alícia Sánchez-Camacho, del PP y pretende dejar a los inmigrantes ilegales sin empadronamiento. ¿Cómo? Sencillo: los ayuntamientos catalanes le podrán facilitar a la Guardia Civil los datos de los inmigrantes que se hayan empadronado con pasaporte u otro documento. Sabemos que lo hacen por la seguridad de los españoles, es algo que para ella, infringe la ley y ¡no nos podemos quedar tranquilos sabiendo que hay inmigrantes empadronados con pasaporte! Lo que se consigue con ésto es que no se empadronen, y que estas familias dejen de tener los dos derechos fundamentales que se consiguen con un padrón: escolarización y sanidad. Lo paradójico del asunto es que los inmigrantes no dejan de tenerlos porque estén en sus países subdesarrollados sino que lo hacen aquí.


Volveremos ahora al principio intentando evocar el intelecto de Don Josep, aunque creo que nos quedaremos en el intento, pues carece de tal cosa. Empezaré por explicarle el concepto de "múltiples pertenencias:" se puede ser musulmán por religión, árabe por memoria, español por nacionalidad y occidental por cultura. Ninguna de estas pertenencias se contradice, necesariamente, con la otra sino que pueden coexistir de forma armoniosa, formando una identidad uniforme. Al ser y estar en España, primer mundo, tenemos la libertad de practicar nuestra religión, o cualquier otra, ya que estamos amparados por las leyes de libertad de credo y culto. En caso de vetar un derecho que la misma Constitución contempla, se estarían olvidando los ideales de la propia cultura en que convivimos. Porque si el ideal de sociedad homogénea es que seamos todos iguales, vayamos juntitos a Misa y recemos el Padre Nuestro antes de acostarnos, tienen un problema. Un problema porque en el fondo su personalidad no tiene cimientos sólidos, sus ideas se tambalean por lo que cualquier manifestación distinta peligra su identidad sin ninguna lógica aparente.

A lo de que Cristo tiene una guerra que no perderá aunque pierda batallas y demás mitologías le vamos a decir que como musulmanes, amamos a Jesús y lo hacemos desde el respecto por lo que predicó, y porque significó la continuación del mensaje de los profetas que le precedieron. Y no fue la guerra lo que predicaban sino todo lo contrario. Hay que fomentar un conocimiento más certero de esta religión a la que la mayoría de la gente dice pertenecer y de la que se siente tan feligrés que nos quiere cristianizar a todos. Además de conocer a los demás junto con sus tradiciones espirituales. Las religiones monoteístas se complementan entre sí y no se tiran piedras como se haciendo aquí con este tipo de discurso.

En cuanto a Alícia Sánchez-Camacho, decirle que no cometa el error en el que cae este Occidente tan culturizado una y otra vez: apropiarse de ideales y valores universales que cuando se llevan a la práctica, o bien no se los aplican ni a ellos mismos, como sucede en este caso, o pretenden inculcárselos a las personas mediante la fuerza o la guerra, como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia y sigue, desafortunadamente, sucediendo. No es el camino. Hay que ser coherentes porque si no, les estaremos inculcando a las inmigrantes, mediante políticas como éstas, el resentimiento, la incomprensión para terminar en el consiguiente enfado que fermentará en extremismos. Es con estas variables que tenemos que afrontar la inmigración y no tratándola como un problema aislado del contexto cultural y político en el que se desarrolla. Si abrimos todos los ojos, no tendrá porqué haber confrontación.

Por otro lado hay que contemplar que la presión que se ejerce estos días sobre los musulmanes occidentales (inmigrantes que se han instalado en Occidente e hijos que han nacido aquí o se han convertido al Islam) es muy fuerte. Éste es un hecho nuevo y los musulmanes no tienen siempre conciencia de ello. Dirigen la mirada hacia otra realidad más próxima a su vida cotidiana: declaraciones como las mencionadas anteriormente no llaman la atención de esta comunidad como para encarase al poniente sino que, por un efecto rebote, hacen que se retraigan más en sus comunidades negando cualquier posibilidad de integración o diálogo con el resto de la sociedad. No nos podemos dar por satisfechos con el retiro de la sociedad en la que vivimos ni con el desarrollo de comentarios o discursos contestatarios que mitigan el daño pero no ofrecen ninguna contribución.

Tampoco se puede cerrar este artículo sin hacer mención de lo que se pueda pretender con este tipo de iniciativas. Señores, ¡no somos tontos! Sabemos que este discurso con ideales simplistas persigue únicamente el voto de la gente y estos políticos recurren a él porque no tienen argumentos sólidos que defender ni un proyecto socio-político viable. Desde luego que con las ideas de Anglada, Alícia y similares, se están cerrando las puertas a soluciones creativas e innovadoras, en un tiempo en el que disponemos de herramientas que pueden desarrollarse lejos de cualquier fobia para con las minorías.

1 comentario:

  1. Muy bueno el articulo, quizas lo que se deveria hacer es sentar a estas personas en el banquillo de los acusados, es decir, aplicar todo el peso de la ley sobre ellos, esa ley en la que ellos no creen. Propiciar el odio hacia otras personas por su fe,ideologia politica u orientacion sexual esta penalizado con multas e incluso carcel, ya que son principios de nuestra constitucion.Hermanos y Hermanas en el Islmam, en la Humanidad, defendamos el sagrado nombre de Jesus, que la paz sea con el y el de Muhammad, que la paz sea con el, de este tipo de personas tan satanicas y antidemocraticas, denunciemoslos.

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