Los musulmanes se dirigen, en principio, a un universo de referencias que se elaboran y construyen en torno a cierto número de principios fundamentales. Por encima, y más allá, de la diversidad de sus culturas, la esencia de su fe, su identidad, su ser y estar en el mundo… es la misma. Pues se definen a sí mismos en base a ciertos puntos de referencia que explican su pertenencia a la misma comunidad de fe y al mismo tiempo, y a un nivel más profundo, les enraíza en el universo del Islam. Las a menudo complejas conexiones entre los principios comunes a todos y las formas de vida tan divergentes de las que nos damos cuenta rápidamente si visitamos los países musulmanes del África Negra, África del Norte, o Asía han llevado a algunos orientalistas y sociólogos a hablar de varios “islames” para poder tener en cuenta esta pluralidad cultural. Sólo un estudio en profundidad de las fuentes y de las ciencias islámicas puede capacitarnos para entender cómo, a lo largo de las variadas áreas geográficas, la unidad de los puntos de referencia y la diversidad de sus manifestaciones vividas se concretan y superponen. Existe un solo Islam y los principios fundamentales que lo definen son aquellos a los que todos los musulmanes se adhieren; aunque haya, envueltos en estos principios islámicos, un margen importante que permite la transformación y adaptación a los distintos contextos y ambientes sociales y culturales. Los musulmanes occidentales, al experimentar con el hacerse a nuevas sociedades, no tienen otra elección sino la vuelta al estudio de sus puntos de referencia para delinear y distinguir, en su religión, lo que es incambiable (zâbit) de lo que es apto para el cambio (mutaghayyir), y medir, desde dentro, lo que consiguen y pierden al estar en occidente.
Se trata de un viaje largo, difícil y a veces, peligroso. Exige una inmersión profunda en el corazón de las fuentes y de las ciencias islámicas, así como un conocimiento del contexto occidental, su historia, y las dinámicas sociales, culturales, políticas y económicas que constituyen lo que podríamos denominar como sus especificaciones. Aún así, es un viaje imperativo para aquellos espíritus que quieren permanecer fieles a los principios de su îmân y ética, y que no son menos conscientes de los desafíos que deben afrontar en su tiempo y desde dentro de sus sociedades.
De ahí que haya que desarrollar temas explícitamente teóricos. Otros son filosóficos intentando dar cierto sentido a este sinsentido que, en ocasiones, parecemos estar atravesando. Otras veces, son anécdotas que decidimos compartir porque enfrentamos situaciones que van estableciendo un paradigma de comportamiento que pensamos peligroso ya que se podría consagrar como “el comportamiento” a seguir ante determinadas agresiones y vejaciones.
Este Islam es universal y nos provee de los instrumentos para confrontar la diversidad y el cambio, tanto cuando el cambio es geográfico, como cuando es histórico o meramente cultural. Entender la universalidad del Islam es dar énfasis a los medios que se nos han ofrecido para vivir nuestro tiempo, en Occidente, observando el respeto a nosotros mismos y a los demás.
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