lunes, 7 de octubre de 2013

Abraham y su idea medular

Para entender la persona que es el profeta Abraham, habría que remitirse a sus vivencias. Vivió en sitios diferentes y pasó por diversas etapas. Empezó a sacrificarse por su idea central que suponía lo más importante para él y que fue el eje de su entendimiento: la obediencia de Al·lâh (SWT).

La vida del profeta Abraham se puede dividir, intentando comprender mejor sus enseñanzas, en:


I- Primera etapa: empezó cuando él tenía 16 años con acciones como:

- Invitar a su padre a adorar a Dios;
- Invitar a su pueblo a lo mismo y a despojarse de los ídolos;
- Destruir esos ídolos a los que adoraban;
- Ser arrojado al fuego como castigo por su acto.

II- Segunda etapa: la continua migración entre distintos países

- Enfrentarse al rey Nemrod: Abraham le invitó a creer en Dios, acto por el que el rey le echó de sus tierras, pues se trataba de un tirano que gobernaba con crueldad pero que temió castigar a Abraham tras habérsele dicho que le habían arrojado al fuego sin que este pudiera quemarle. Pensó que se trataba de un hechicero y lo dejó marchar;
- Emigrar de Mesopotamia a la actual Siria;
- Emigrar de Siria a Egipto;
- Emigrar de Egipto a Palestina;

¿Por qué ofreció Abraham su estabilidad, su dinero llegando a sacrificar a su propia familia? Todas sus componentes no fueron lo más importante ya que no podrían albergar su idea medular. La idea que había profesado y para la que había vivido fue la de conseguir la satisfacción y bendición de Dios, transmitiendo el espíritu del Tauhîd a sus congéneres y a la humanidad como un todo. 

III- Tercera etapa: su vejez

- Abandonar a su esposa Hagar y a su hijo Ismael en el valle de la Meca: los ha dejado en el desierto, abandonando a un hijo que le había sido otorgado por Al·lâh siendo un anciano. Dios le hizo elegir entre Él y su hijo;
- La historia del sacrificio del mismo hijo;
- La construcción de la Ka’ba;
- Su muerte.

Desde los dieciséis años, antes de que fuera arrojado al fuego por impostor para ser salvado por Al·lâh (SWT), emigró de un país a otro. Tras tener un hijo, Dios le ordenó el abandono de estos en el desierto y le pidió que se trasladara a otro lugar para construir un templo en él… desafíos y pruebas para nuestro profeta Abraham. Por eso y por la forma en que se dejó llevar, fue elegido ejemplo y modelo a seguir para la humanidad.

Conclusiones de su idea medular

Y cuando su Señor probó a Abraham con ciertas órdenes, al cumplirlas, dijo: "Haré de ti guía para los hombres". (Corán 2/124).

Al·lâh puso a prueba al profeta Abraham y cuando las hubo pasado todas, le hizo saber que se le había concedido una posición que merece como modelo para la humanidad en su conjunto: "...«haz que seamos modelo para los temerosos de Al·lâh!»" (Corán 25/74). Dios le convirtió en imâm para toda la humanidad “Abraham fue una comunidad, devoto de Al·lâh, hanîf y no asociador" (Corán 16, 120). Una de las interpretaciones de la aleya es que su mérito equivale al de toda una comunidad (Umma). De ahí que cuando rezamos nos acordemos de dedicarle rezos de la misma manera en que lo hacemos con Muhammad (SAAWS).

¿Cuál es nuestra propia idea medular? Esa que debería dirigir nuestros pasos “Dios tomó a Abraham como amigo” (Corán: 4/125). Dios lo elevó a la categoría de amistad por su entrega y fidelidad. Fue generoso en su vida y lo dio “todo” para conseguir Su Complacencia y Bendición.

Destrezas que podemos aprender de la vida del profeta Abraham

1- El arte de dialogar y trata con/a los demás. "Cuando vio la luna que salía, dijo: «Éste es mi Señor». Pero, cuando se puso, dijo: «Si no me dirige mi Señor, voy a ser, ciertamente, de los extraviados». Cuando vio el sol que salía, dijo: «Éste es mi  Señor! ¡Éste es mayor!». Pero, cuando se puso, dijo: «¡Pueblo! Soy inocente de lo que Le asociáis. Vuelvo mi rostro, como hanîf, hacia Quien ha creado los cielos y la tierra. Y no soy asociador»". (Corán 6/77-79)

Cuando preguntó a su pueblo por su dios y le respondieron que era el sol, no se enfadó ni s les recriminó. Sino que esperó a que se hiciera de noche y les inquirió preguntando por Dios porque le quería rezar. Ingenió un método para poder transmitir su discurso buscando descifrarlo conforme lo transmitía. 

"Dijeron: «¡Abraham! ¿Has hecho tú eso con nuestros dioses?» «¡No!» dijo. «El mayor de ellos es quien lo ha hecho. ¡Preguntádselo, si es que son capaces de hablar!»" (Corán 21/62-63)

Cuando, contando los dieciséis años, entró al templo para derribar los ídolos, al reunir a los miembros de la aldea, y preguntar por quién había sido el osado, les sugirió que preguntasen al que tenía mayor tamaño y preponderancia (lo había reservado para tal fin), dejando que se percatasen ellos mismos del abismo en el que se hallaban sumisos con semejantes formas de culto.
Es racional y conserva una conversación agradable que se conduce según la situación de quienes le acompañan.

2- La buena iniciativa. "Su pueblo disputó con él. Dijo: «¿Disputáis conmigo sobre Dios, a pesar de haberme Él dirigido? No temo lo que Le asociáis, a menos que mi Señor quiera algo. Mi Señor lo abarca todo en Su ciencia. ¿Es que no os dejaréis amonestar?" (Corán 6/80).
Tuvo la iniciativa de enfrentarse a toda su comunidad, a todo un pueblo rebatiéndoles en pos de manifestar Unicidad del mensaje de Dios (At-Tauhîd). Todo ello con dieciséis años.

Se enfrentó a las emociones colectivas que valoran unas ideas y estigmatizan otras, con la excusa de que son de las masas, sin ningún interés por buscar la complejidad o la contemplación de esta para la consideración de los objetivos.

3- Su tratamiento del Yo (Nafss-Deseo). “Y, cuando éste alcanzó la edad de acompañarle en sus tareas le dijo: «Hijo mío, he visto en sueños que te sacrificaba. Considera tu parecer» Dijo: «Padre ¡Haz lo que se te ordena! Y si Al·lâh quiere, encontrarás en mí a uno de los pacientes»”. (Corán: 37/102) 

Doblega sus deseos personales (como lo pueden ser el estar con su deseado hijo, mantener sus propiedades y hacienda…) por el cumplimiento con Su Mensaje. Pues sabe planear y establecer las prioridades para alcanzar su meta. Sacrificó un anhelo personal que había pedido y esperado por el cumplimiento con lo que Dios le tenía dispuesto. No dudó del cometido de semejante mandamiento, con esa certeza que caracterizó su pertenencia al Más Alto.

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