viernes, 25 de abril de 2014

Situación de los musulmanes occidentales: Valores


El contexto de las sociedades europeas y americanas ha desafiado a los musulmanes durante décadas, incluso les ha desestabilizado e invitado a volver a sus Textos y releerlos buscando un entendimiento nuevo, para asimilar mejor su sustancia, formular respuestas nuevas y proponer vías originales. Llevando a cabo un análisis de las fuentes escriturarias y de las obras de estudio clásicas, una parte sustancial del esquema que se había establecido de forma natural, gracias a nuestra experiencia de vida en las sociedades occidentales. No hay nada más normal que esto, es más, esta es la consecuencia lógica de la conexión que el mensaje del Islam mismo establece entre los principios universales que define y un razonamiento activo, que invita a considerar los principios y a actualizarlos en medio de las contingencias históricas y sociales.

Ahora necesitamos hallar la forma de utilizar estas fuentes fundamentales y sus herramientas en las sociedades occidentales, haciéndolas eficaces en la práctica. Pero, ¿podemos esbozar un proyecto, o una “visión” utilizando el sentido inglés de la palabra, para vivir el mensaje universal del Islam, con los instrumentos legales disponibles, y la realidad europea y americana? ¿A dónde vamos? ¿Dónde estamos? Antes de plantear más consideraciones, debemos echar un vistazo a la realidad a la que nos enfrentamos y hacernos otra pregunta central: ¿desde dónde partimos? La verdad es que es imposible hablar de una visión de futuro si no nos tomamos un tiempo para establecer, aún en términos generales, un inventario de los valores y las carencias de la situación actual de los musulmanes en occidente.

Valores

Algo extraordinario para acreditar esta nueva presencia es la rapidez con que se ha establecido tanto una conciencia del hecho como las semillas de nuevas soluciones a los problemas que esta presencia plantea. En pocos años, tanto en Europa como en América, las comunidades cuyos miembros eran de mayoría inmigrante se fueron agrupando, organizando, estableciendo varias organizaciones e instituciones y desarrollando un sentimiento de pertenencia, que fue a la vez extraordinario y dinámico. Es verdad que se podía pensar que era normal que los inmigrantes de las primeras generaciones intentaran preservar su religión y cultura, pero que, con el tiempo, sus hijos serían asimilados por, entre otras cosas, la fuerza de los acontecimientos. Pero lo que ha sucedido y le sigue sucediendo a un número significativo de estos descendientes es todo lo contrario: toman el testigo y continúan con lo que comenzaron sus padres y madres. Apreciamos con asombro que la práctica activa del Islam entre las mujeres y hombres musulmanes crece y que se están haciendo más y más “visibles.” Está pasando lo mismo con los “musulmanes nativos”: las múltiples Organizaciones Islámicas Afroamericanas (entre las que está la muy organizada y dinámica Sociedad Americana Islámica de WD Muhammad) y los numerosos conversos (o “los que han retornado”) están experimentando la misma tendencia positiva.

En cincuenta años, el aumento de la concienciación ha sido enorme, y las comunidades islámicas están dando testimonio de una pasión y entusiasmo renovados. La pasión es lo primero que analizaremos, pues adolescentes, estudiantes, y padres, pertenecientes a todos los orígenes y edades, siguen cursos regulares de religión, árabe, incluso de historia y cultura. La demanda por lo general excede lo que las instituciones islámicas pueden satisfacer. Algunos llegan incluso a viajar al extranjero buscando años de instrucción, habitualmente en universidades islámicas o por el contacto directo con académicos de renombre. Estas realidades apuntan a otro valor consecuente: los niños a menudo saben más sobre el Islam de lo que sabían sus padres, y ese conocimiento es más extenso por el deseo obvio por aprender que tienen estas jóvenes generaciones. Se multiplican exponencialmente las traducciones de trabajos clásicos y la producción de libros, videos, audio, el acceso a Internet y a las redes sociales… y en todos los idiomas. Las realidades occidentales, como hemos dicho, fuerzan a los musulmanes a reflexionar sobre sus Textos en este contexto. Y hay  cada vez más iniciativas por parte de los ulemas, intelectuales y los líderes de las organizaciones para moverse en la dirección de este enfoque contextualizado. La gente busca, se hace preguntas, experimentando en los niveles educativos, sociales, políticos y culturales: vivimos una época de profunda agitación y transformación intelectual. Podemos hablar de una “revolución silenciosa” que se está gestando dentro de las comunidades islámicas occidentales, porque el dinamismo, los movimientos en alza, y las perspectivas innovadoras son ya realidades tangibles y sorprenderán, ciertamente, a los observadores que le prestan poca atención a estos movimientos… pues son demasiado lentos para atraer los medios de comunicación, pero extraordinariamente rápidos para tan corto periodo de tiempo.

Un tercer y notable valor es sin duda la aparición de una concienciación de ciudadanía en todos los países donde los musulmanes llevan años viviendo –notablemente en Francia, El Reino Unido, y Los Estados Unidos.– En la práctica, es cuestión de una conciencia afinada e interna. Conciencia de la ley y de las instituciones en un estado basado en la regla ésta. Ya no se trata sólo de promocionar el derecho al voto (que es en sí mismo un valor noble), sino de reclamar los derechos de ciudadanía, siendo consciente al mismo tiempo de las responsabilidades de uno y de sus obligaciones. En estos tres países, más que en cualquier otro lugar en este momento (aunque hay signos de que movimientos de ciudadanía están creciendo en otros países también), los ciudadanos musulmanes participan a varios niveles de la vida social y política y a veces no dudan en pedir el debido respeto a su religión y/o orígenes como partícipes de una sociedad que es, al fin y al cabo, la suya. Este movimiento aún se encuentra en su infancia pero la dirección que está tomando es de especial interés.

Uno de los valores de los de mayor importancia es el de la nueva y fuerte participación de las mujeres en el proceso de una asimilación y afirmación de la identidad. Estando cada vez más instruidas y con más experiencia, algunas son más capaces de contribuir en el área de las regulaciones religiosas y las adaptaciones culturales y participan en debates religiosos, sociales y culturales, llegando a tener un acceso significativo al liderazgo. Este movimiento es evidente en occidente, y muchas mujeres, si bien afirman su adhesión al Islam a través de su estilo de vestimenta, hacen que se les escuche y participan en discusiones tanto sobre las llamadas “auténticas ideas islámicas” de sus correligionarios (hombres y mujeres), como sobre las miradas superficiales, y muchas veces ofensivas de sus conciudadanos.

2 comentarios:

  1. Yo diría que teníamos que tolerar y pedir tolerancia y respeto pidiendo fuertemente una mejor convivencia y unas leyes que se adapten a los nuevos tiempos que dejen de ignorarnos ya que existimos y somos cada vez más y mejores.

    ResponderEliminar
  2. Buenas tardes Manuel,
    Hemos querido publicar esta serie de reflexiones en cuatro partes, exponiendo la situación actual de los musulmanes: Valores, Carencias, Objetivos generales y Contribución.
    Puede que la tercera publicación vaya en la línea del comentario que gentilmente compartes con nosotros. Lo que persiguimos va más allá de la tolerancia, queremos respeto en nuestro compartir cotidiano. De allí la necesidad de saber desde dónde partimos para que, como bien dices, se nos tenga en cuenta como plenos partícipes en las esferas públicas de las sociedades en las que contribuimos.
    Gracias y un abrazo,

    ResponderEliminar