Puede que la contribución sea la mejor forma de cerrar esta serie de publicaciones (Situación de los musulmanes occidentales). Porque a los musulmanes se les ha pedido tantas veces que se adaptaran, que se integraran, incluso que se incorporaran al sistema, que algunos han llegado a perder la idea de que podrían aportar algo en sus sociedades. Sin lugar a duda, las distintas sociedades han llevado a los musulmanes a releer sus Fuentes, a despertar sus mentes, y a revitalizar su imaginación. Pero también debemos decir que su sola presencia supone un enriquecimiento, y nosotros nos esforzamos por recordar esto en Occidente.
Sería injusto no considerar el esfuerzo que realizan los musulmanes occidentales, siendo devotos de la fe en Dios, de la espiritualidad y de los valores de la vida: la justicia y la solidaridad humana. Esta gente no puede sino hacer el bien para las sociedades. Haciendo de los ideales que portan valores para sus sociedades. Sociedades donde la tentación consumista parece tener prioridad respecto de cualquier otra consideración. La occidental tiene a su lado a mujeres y hombres que realizan cinco oraciones al día, que se comprometen a fomentar los valores de la educación, a controlar su consumo llegando al límite de ayunar un mes al año, de evitar el alcohol y sus excesos, y a desarrollar lazos familiares y comunitarios, todo ello contra viento y marea. Esta presencia es un testimonio y un enriquecimiento, y lo es tanto para los creyentes como para los humanistas, ateos, y personas de buena voluntad con quienes viven. Y francamente requiere que la expresemos y reconozcamos.
A un nivel más global, esta presencia musulmana en el corazón de las sociedades occidentales, está haciendo que los ciudadanos europeos y americanos empiecen a vivir el hecho del pluralismo que tanto dicen defender en teoría. Las sociedades norteñas han dejado de ser homogéneas, porque la población se compone ahora de individuos que tienen historias, religiones y culturas muy divergentes. Debemos tener estas realidades en cuenta, no sólo a nivel de discusiones simples sobre las intenciones buenas y tolerantes. Sino también a un nivel más profundo: en nuestros planes de estudio de geografía e historia, cuando tratan, por ejemplo, la formación y orígenes de las naciones, la riqueza y civilización de los países de origen y las relaciones que se han mantenido con ellos (basadas, a veces, en colaboración igualitaria y otras en el colonialismo, la esclavitud y, con frecuencia, en la explotación económica.) Todo esto debería tenerse en cuenta de ahora en adelante, si realmente queremos construir las sociedades pluralistas que reclamamos con nuestros votos.
La presencia musulmana es en sí un recordatorio para que las mentes de quienes la portan permanezcan consistentes. Los inmigrantes que llegaron a Europa o América fueron los exiliados económicos y/o políticos: tanto los veteranos como los nuevos, cargan con los estigmas de una pobreza feroz o con los estragos de la dictadura, y en algunos casos con ambas cosas. Las musulmanes y musulmanes que participan más activamente también deberían llevar un mensaje humanitario para sus conciudadanos: no podemos alabar la democracia para nosotros y permitir, con nuestro silencio, que nuestros gobiernos traten con los dictadores más siniestros. Los líderes políticos no pueden cambiar su postura por la revuelta de un pueblo contra sus dictadores, al cambiarla, harían patente una hipocresía política, que opera en función de sus intereses. No podemos querer la paz y denunciar la violencia y al mismo tiempo, permanecer pasivas ante el temible y mortífero terror del sistema económico, responsable de la muerte de cuarenta mil personas al día… No podemos. Si las musulmanas y musulmanes, nutridos con su fe, vestidos con sus valores, y animados por su conciencia en la justicia, pudieran hacer posible para sus conciudadanos tener acceso a una espiritualidad vivaz y activa, una ética de solidaridad exigente, que viene desde el sentido real de la diferencia y la concienciación del alma que llama a una igualdad política y económica. ¡Su presencia sería un enriquecimiento y un regalo para los demás! Desafiará, puede que incluso disturba, y en todo hay beneficio. Como se ha expresado en las palabras de un intelectual estadounidense: “No quiero que respetes mis diferencias, quiero que te incomoden.” Este es realmente el significado de nuestra frase: “normalizar nuestra presencia sin trivializarla.” La normalización sólo puede ser viable de respetarse la condición de no hacerse nunca “trivial,” esto es, seguir siendo testigos en todas las circunstancias del significado de la vida, los valores, la justicia... y cuando las consciencias estén a punto de descuidarse y renunciar, murmurarles, incomodarlas, perturbarlas. Pues siempre podremos sacar lecciones positivas de ese perturbador molestar.
Al leer estos cuatro articulos que me han recomendado, puedo apreciar la critica de los musulmanes en una sociedad occidental cada vez mas carente de valores y principios. Si bien es cierto que las sociedades occidentales cada vez mas apegadas al materialismo y al consumismo y que solamente en la situacion de deterioro de valores y principios tranformados en una crisis economica en la cual nos encontramos actualmente inmersos, parece haber despertado de su letargo, de la ilusion a una sociedad cada vez mas apegada al estadio terrenal. Mi critica al mundo occidental es evidente, pero tambien debemos criticar a la situacion de los valores musulmanes en el mundo, ya que los musulmanos actualmente se hayan divididos en una reflexion interna sin precedentes y como consecuencia nos encontramos con multitud de subdivisiones dentro del seno del islam a causa de esta discusion interna. Los cuatro articulos que componen este apartado titulado "situacion de los musulmanes occidentales" exponen de forma detallada y muy estructurada algunas de las problematicas en las que se encuentran los musulmanes: division entre los musulmanes de distintas "clases sociales o nacionales" -algo inimaginable en el islam ya que este ultimo no contempla division entre individuos-,la confusion a la hora de interpretar el islam en una sociedad culturalmente desviada, etc. Todo esto y aquello nos lleva a los propios musulmanes de forma individual a revisar y reflexionar sobre nuestra situacion con el fin de encontrar una solucion que beneficie al colectivo, es decir, al conjunto de la sociedad, que es de lo que se trata en definitiva el islam: trabajar desde la responsabilidad y el compromiso individual de cada uno de nosotros en beneficio del colectivo, del conjunto de la sociedad. Por ultimo querria decir, ya que es una opinion propia, que la contibucion del islam y de los musulmanes en occidente es mas que cualquier otro tipo de contibuciones al sistema occidental ya que sin aquella, esta ultima habria caido en el abismo hace docenas de años atras porque es una sociedad (la occidental) basicamente insostenible tal y como fue creada en un principio porque ninguna sociedad puede vivir de forma aislada e imperturbable del resto del mundo, la interaccion es vital siempre y cuando no se invadan las intimidades del contrario. Y la interaccion o la interrelacion es precisamente lo que hace a que el genero humano, sea precisamente eso... humanista.
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